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miércoles, 25 de abril de 2012

J

En mis planes no entraba encontrarle, ni enamorarme, ni estar las 24 horas del día pensando en alguien, que mi sonrisa iba a depender de alguien jamás se paso por mi cabeza. Y de repente llega él, ese chico alto, con el pelo castaño, ojos azules, no es de los que llaman la atención por su físico, pero su carácter tan divertido, tan loco, pero a la vez tan cariñoso tan pendiente hicieron que perdiera la cabeza. Ha estado en las buenas y en las malas, cada vez que caía desde un precipicio el aparecía de golpe y de frente para decirme, venga, relájate y me lo cuentas. Le estuve insistiendo una noche entera que me dejara y se olvidara de mi ¿y sabéis él que hizo? Luchar por mi, decirme que no, que nunca haría eso, que me quería y no se iría de mi lado y al día siguiente de decirle que se marchara de mi vida aparece el, con esa sonrisa tan suya a decirme que le importo de verdad y que no se rendiría. Ahora entenderéis porque me pierdo cada vez que le oigo hablar, y el sentido por un mínimo roce con su cuerpo. Que cada vez que baja la mirada, levanta los ojos y sonríe el tiempo se detiene por un instante, y en ese instante miles de mariposas revolotean en mi interior. Se hace de querer joder. Claro que tiene defectos, pero hasta esos defectos me gustan, y es que es increíble. Mira que hay tontos enamorados en este mundo y me tocó a mi ser uno de ellos.

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